miércoles, 3 de junio de 2009

Después de tanto tiempo...

En ese mismo momento, al bajar del tren, supe que mi vida iba a cambiar para siempre. Quizá fue un tonto presentimiento, quizá esa tan conocida "intuición femenina", pero lo cierto es que lo supe. No sé porqué, pero eso no tiene mayor importancia.

Salí de la estación esperando encontrarme allí a algún miembro de mi familia, quizá mi hermano o a mis padres. A muy mal andar, mi tío. Pero apoyado en un viejo coche negro estaba ese hombre que, cuando yo me fui de la ciudad a trabajar, decidió dejarme para que la distancia, tan acusada, no nos dañara a ninguno de los dos. Me sorprendí al ver su pelo rubio, pero en un momento de serenidad, pensé que no había venido a buscarme a mí, no podía ser.

Aún así me decidí a acercarme a él con una sonrisa amable.

-¡Cuánto tiempo!

-Desde que te fuiste -el recuerdo de la última vez que le vi me rompió el corazón de nuevo. Era como si le viera otra vez correr tras el tren con las lágrimas en los ojos.

-¿Qué has venido a hacer aquí? Ha sido una sorpresa que la primera cara conocida que he visto haya sido la tuya.

-Esa era la intención. He venido a buscarte a ti.

No pude decir nada ante eso. Me sorprendí, para qué mentir. ¿Después de tanto tiempo sin hablar, sin estar en contacto, sin ni siquiera un correo electrónico por cumplir, había decidido venir a buscarme a la estación de tren cuando esperaba a mi hermano o a mis padres? Era realmente extraño. Pero con cierto toque enternecedor.

-¿Por qué? ¿Por qué después de tanto tiempo?

-Que yo sepa no cortamos porque nos dejáramos de amar, sino para que la distancia (tú en el Cairo, yo aquí en Madrid) no nos dañara. Pera ahora que estás tú aquí también...

-Pero han pasado dos años...

-Si, ¿y qué?

-Pues que... ¡que es mucho tiempo!

Puso un dedo en mis labios para que no hablara más y no estropeara el reencuentro después de tanto tiempo. Pronto sus labios ocuparon el lugar de su mano y, en ese momento, en el mismísimo momento en que su boca rozaba la mía supe que el presentimiento de que mi vida iba a cambiar para siempre era cierto.

Porque el tiempo cura heridas, pero de lo que yo sufría no era de una herida... si no de amor.



Shurha

No hay comentarios: