lunes, 18 de mayo de 2009

Música

Alguien me dijo alguna vez que una de las cosas más tristes es ver un instrumento solitario. Por aquel entonces, yo no entendía demasiado bien sus palabras, pero una vez la vida me ha ido enseñando cómo funcionan las cosas, he ido comprendiendo lo que me quería decir aquella persona cuando me lo dijo.

Digamos que la vida es como la música. Tiene un principio misterioso, en el que no sabes lo que va a venir a continuación. Tiene una parte intermedia, la más extensa y la más emocionante de toda la canción. Y tiene un final, en el que se intuye que todo lo que comenzó como algo misterioso y se te ha ido revelando a lo largo de la canción está a punto de terminar. Finalmente, la melodía se apaga y solo queda el silencio.

Bien, digamos también que ese instrumento es como una persona. Por si solo, ese instrumento no puede arrancar de su cuerpo las notas que conformarán una preciosa melodía. Necesita de alguien que le toque, que utilice su habilidad para crear música y tocarla alto para que todo el mundo la oiga.

Si hay algo que me ha enseñado la vida, es que la soledad no sirve para mucho. Puede servirte en un momento para poder escuchar el silencio, pues puede que después de mucho tiempo escuchando la música te canses. Pero de continuo... No, eso no hace nada.

La soledad...


Este es uno de mis relatos favoritos...
Bienvenidos a mi mundo

1 comentario:

Indy dijo...

...parece que todos los new bloggers que añado a mi lista de aliados tienen al menos una entrada relacionada con la música...

Muy bienvenida a este mundillo, espero que te quedes ;)

Gran relato, por cierto.