lunes, 13 de septiembre de 2010

02. Vida nocturna

En ese preciso momento, Connor sólo pensaba en mujeres. No sabía muy bien cuáles y tampoco sabía cómo, pero pensaba en ellas. Se llevó el vaso a la boca y bebió un poco. Serían alrededor de las dos de la mañana y él no pensaba moverse de allí a no ser que el whisky del bar se terminara. En ese caso se vería obligado a pagar, renunciar y volver a casa a seguir con su insomnio.

Pero no estaba dispuesto a rendirse. Miró hacia un lado y vio a unas cuantas chicas de unos veinte años bailando junto a la pared. Sonrió para sí mismo mientras las observaba atentamente o, más bien, las examinaba. Había un par que no estaban nada mal. Sólo necesitaba que alguna de esas dos se separara del grupo para poder ir a por ella. Era como una especie de táctica de cazador-presa: espera a que tu objetivo se quede solo y sin la protección de la manada para poder ir a por él.

La oportunidad se le presentó pronto. De las dos chicas, una se inclinó hacia una de sus amigas, le dio algo al oído y entonces empezó a andar en su dirección. Era la más mojigata, con sus vaqueros pitillo y su suéter a rayas.

Cuando pasó a su lado, Connor le tocó ligeramente el brazo. Ella se volvió.

-¿Puedo invitarte a una copa?

Por su sonrisa, su ligero asentimiento con la cabeza y su “claro” susurrado, Connor supuso que había dado con la chica adecuada. Y efectivamente.

A los veinte minutos, los dos estaban montados en su coche.




Cris

1 comentario:

Indy dijo...

Uhm... un hombre misterioso, este Connor. Habrá que seguir leyendo sus peripecias.

Saludos ;)